Este miércoles 29 de octubre se cumple un año de la DANA que devastó diversos municipios de la Comunidad Valenciana y dejó un saldo de 237 víctimas mortales, la mayoría en la provincia de Valencia.
Doce meses después, la huella del desastre sigue visible en algunos puntos del territorio, pero también lo está el esfuerzo colectivo por rehacer la vida y fortalecer la respuesta ante futuras emergencias.
Mirar hacia adelante sin olvidar
Coincidiendo con el aniversario, la Cruz Roja recuerda la importancia de afrontar este momento desde una perspectiva constructiva. Los equipos de apoyo psicosocial recomiendan no quedarse anclados en el recuerdo del desastre, sino utilizar esta fecha para valorar los avances y aprendizajes del último año. Reconocer las emociones es natural, explican, pero lo esencial es transformarlas en impulso para seguir adelante.
Reforzar las redes de apoyo entre vecinos, familias y asociaciones, y recurrir a la ayuda profesional cuando sea necesario, son pasos clave para consolidar la recuperación personal y comunitaria.
El acompañamiento institucional y el trabajo de las ONG han sido determinantes para que muchas personas no se sientan solas en este proceso. Desde Cruz Roja insisten en que cada afectado vive un proceso distinto y debe respetarse su ritmo, pero que el camino hacia la recuperación pasa siempre por la integración y la cooperación.
Una economía que se levanta, aunque a ritmos distintos
En el plano económico, la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) estima que la actividad en las zonas afectadas se ha recuperado en un 90%, aunque con grandes diferencias entre sectores. La industria, especialmente la química y la agroalimentaria, ha logrado superar incluso los niveles previos al desastre. La hostelería y el comercio avanzan más despacio, mientras que el sector primario continúa siendo el más castigado, con explotaciones agrícolas que no han podido reanudar su actividad.
La patronal reconoce el esfuerzo del empresariado y de las organizaciones sectoriales, que articularon ayudas y aportaciones privadas en los primeros días, antes de la llegada de los fondos públicos. Sin embargo, advierte de que la tramitación de las ayudas estatales ha sido lenta y compleja, con un volumen de pagos aún bajo. Las empresas, señalan, necesitaban apoyos directos y ágiles, no más endeudamiento, para mantener el pulso económico en el territorio.
Infraestructuras y logística, tareas pendientes
Un año después, todavía quedan cuestiones prácticas por resolver. Las empresas de auxilio en carretera denuncian que miles de vehículos dañados por la DANA siguen depositados en sus instalaciones sin que nadie se haya hecho cargo de ellos.
La situación, según la Alianza Nacional del Auxilio en Carretera, genera pérdidas millonarias y bloquea el espacio necesario para las operaciones cotidianas. Reclaman una mayor coordinación entre aseguradoras, administraciones y la Dirección General de Tráfico para agilizar las bajas y cerrar los expedientes pendientes.
La escuela como refugio y motor de recuperación
La infancia también ha sido uno de los ejes de la reconstrucción. El informe Con el barro en la mochila, elaborado por Save the Children y la Universitat de València, subraya la relevancia de mantener los centros educativos abiertos tras una catástrofe. Volver a la escuela no solo significa recuperar el aprendizaje, sino también la rutina, la seguridad y el contacto con los compañeros.
Más de la mitad de las familias consultadas (52%) reconoce que sus hijos han sufrido un retroceso escolar tras la DANA, y muchas dependen de servicios esenciales como el comedor escolar. La organización insiste en que la reconstrucción del territorio debe poner a la infancia en el centro, garantizando espacios seguros y una atención educativa y emocional adecuada. También reclama que niños y niñas sean escuchados en la toma de decisiones sobre el futuro de sus comunidades.
Hacia una reconstrucción más resiliente
De cara al futuro, la CEV plantea una hoja de ruta para fortalecer la resiliencia de la Comunidad Valenciana frente a nuevos fenómenos extremos. Sus propuestas se agrupan en cinco ejes: transformar el modelo económico, mejorar la gobernanza del área metropolitana, diseñar infraestructuras más seguras y sostenibles, fomentar una movilidad eficaz y preparar a la población ante emergencias.
Estas medidas buscan no solo reparar los daños, sino aprovechar la experiencia de la DANA para construir un territorio más preparado. El aniversario, por tanto, no debe ser solo un ejercicio de memoria, sino una oportunidad para reforzar la prevención, la cooperación y la capacidad de respuesta colectiva ante un clima cada vez más imprevisible.



